A Day in the Life(of a Translator)

M. Soledad Berdazaiz
6 min readMar 30, 2020

Pandemia

Hoy comparto la traducción de un artículo publicado en The New York Times (ver enlace al pie de página) que nos trae el Editorial Board de este periódico, sobre los estragos laborales y sociales que está causando el COVID-19.

Leerlo me llevó inevitablemente a comparar la situación en mi país de origen. Y como ciudadana latinoamericana, no puedo evitar sentir un profundo desconcierto y preocupación con respecto a nuestro futuro. Estamos viviendo una situación calamitosa, y no niego que como tal, requiera ciertas medidas drásticas. Admitamos que quedarse en casa resulta fácil cuando se cuenta con un empleo que de todas formas nos va a pagar. Pero para otras personas, estas medidas las ponen en el aprieto de tener que decidir entre velar por su salud o velar por su futuro. ¿Y de qué sirve gozar de buena salud si se tiene la heladera vacía? En momentos de adversidad (¡especialmente en momentos de adversidad!) las personas no deberían verse obligadas a tomar semejante decisión.

La pandemia no supone solamente un desastre sanitario al que hay que atender con urgencia: las consecuencias que traerá en cuanto a desocupación y desempleo también son aspectos que hay que atender. La crisis económica que se generará a nivel global va a golpear con fuerza en los países con economías más débiles y, por supuesto, como siempre, en las personas más desprotegidas.

¿Por qué EEUU está optando por el desempleo masivo?

Traducción del editorial publicado en The New Yorker el 26 de marzo de 2020.

Los países europeos pagan para mantener los empleos durante la crisis del coronavirus. Estados Unidos, desafortunadamente para los trabajadores, está trazando su propio camino.

Por el Consejo Editorial

El Consejo Editorial está conformado por un grupo de periodistas de opinión cuyo criterio se basa en la competencia, la investigación, el debate y viejos valores. Está separado de la sala de redacción.

· 26 de marzo de 2020.

Las noticias de la semana pasada que anunciaban que más de tres millones de estadounidenses se presentaron para ser beneficiarios de compensación por desempleo, la cifra más alta en la historia moderna de los Estados Unidos, fue recibida con la más sorpresiva ecuanimidad por los líderes políticos de esta nación.

Parece que consideran que el desempleo es un síntoma desafortunado aunque inevitable del coronavirus. “Nadie tiene la culpa, mucho menos en este país”, dijo el presidente Trump el jueves pasado. La principal respuesta del gobierno federal es un proyecto de ley aprobado por el Senado el miércoles a la noche, que otorga pagos más altos en efectivo a aquellas personas que perdieron sus empleos.

Pero el repentino colapso laboral no era inevitable. Se trata, en cambio, de un fracaso garrafal de ciertas políticas públicas que causaron un daño inmediato a millones de estadounidenses, y que seguramente dejarán una huella perdurable en su futuro, en la economía y en nuestra sociedad.

El golpe se sentirá con más fuerza en los sectores menos acomodados del país, que ya afrontaban dificultades incluso antes de la crisis del coronavirus y después de una década de crecimiento económico estable, pero desigual.

La mejor y primera oportunidad del gobierno de prevenir el desempleo generalizado era mantener al nuevo coronavirus bajo control a través de un sistema de exámenes y cuarentena selectiva como las que implementaron varios países de Asia. Pero incluso después de que estuvo claro de que el gobierno de Trump no había logrado preparase para la pandemia, los hacedores de políticas podrían haber optado por priorizar el empleo al pagar a las empresas para que mantengan a los empleados en sus puestos durante el período de confinamiento.

Varios países de Europa, después de haber fracasado de manera similar en contener la transmisión del virus y, por ende, de haberse visto obligados a bloquear gran parte de su economía, escogieron proteger los empleos. Dinamarca accedió a ofrecer una compensar a los empleadores con hasta el 90 % de los salarios de sus empleados.. En los Países Bajos, las empresas que enfrentan pérdidas de al menos 20 % de sus ganacias pueden de manera similar solicitar que el gobierno cubra el 90 % de su nómina. Y el Reino Unido anunció que pagaría hasta un80 % de la masa salarial de las empresas que lo requieran, sin límite en el total del gasto público.

Algunos países solo pagan a los empleadores por los trabajdores que no se están presentando a trabajar. Bajo el régimen aleman Kurzarbeit (o trabajo de tiempo reducido), el gobierno contribuye, incluso en el caso de los trabajadores que hacen media jornada. El gobierno alemán prevee que 2,35 millones de trabajadores van a obtener beneficios durante la crisis. En cualquier caso, el objetivo es preservar los puestos actuales de la gente: la estructura antidiluviana de la economía en la mayor medida posible, para el beneficio de trabajadores y empresas.

“Lo que estamos intentando hacer es congelar la economía”, dijo a The Atlantic.el Ministro de Trabajo de Dinamarca. “Se trata de preservar Main Street en la mayor medida posible”.

Resguardar los empleos es importante debido a que un trabajo no significa solo dinero. El trabajo remunerado otorga un sentimiento de independencia, identitdad y propósito; un cheque de desempleo no remplaza nada de esto. Quienes pierden su trabajo también pierden los beneficios y, en los Estados Unidos, eso supone el seguro médico. Y un cuerpo sustancial de investigaciones sobre la recesión económica documenta que las personas que pierden su empleo, incluso si luego encuentran otro, sufren daños que se reflejan en sus potenciales ingresos, su salud y hasta en las perspectivas de sus hijos. Cuanto más tiempo lleva encontrar un empleo nuevo, más profundo suele ser el daño.

Elegidos por el editor.

Las empresas estadounidenses han luchado largo y tendido por maximizar su libertad para resguardar a los empleados durante crisis económicas, y los economistas estadounidenses generalmente estaban de acuerdo, argumentando que una separación fácil facilita los ajustes en la asignación de recursos, lo que a su vez permite que los negocios más pequeños se achiquen y que lo más grandes, que crezcan. Este argumento resulta dudoso incluso en tiempos normales. La economía estadounidense dejó atrás a la europea, y la libertad de despedir a los trabajadores podría perfectamente ser uno de los factores. Pero los beneficios se han acumulado principalmente del lado de los accionistas. El modelo europeo funcionó mejor para los trabajadores, que experimentaron un crecimiento más rápido de los ingresos que en los Estados Unidos.

Y esta recesión no es un ejemplo del tipo de “destrucción creativa” periódica del libre mercado que celebran aquellos que abrazan esta teoría. Es una crisis sanitaria pública. La nación ha caído enferma, y debe descansar un tiempo. Pero no existe ninguna razón obvia para pensar que la economía puede llegar a beneficiarse de los cambios económicos que genera el desempleo masivo. Esta recesión económica no fue causada por un exceso en la construcción de viviendas o en las apuestas de Wall Street. Fue causada por la llegada de un virus, y resguardar los lazos entre empresas y empleados podría ayudar a acelerar le eventual recuperación económica una vez que la pandemia haya pasado. Las empresas podrían mantener a los empleados capacitados y experimentados, y prevenir que la gente salga a buscar empleos y las empresas, empleados.

Los Estados Unidos ha realizado algunos esfuerzos por preservar los empleos, en especial dentro de las pequeñas empresas. La ley de rescate incluye 367 mil millones por préstamos a pequeñas empresas que podrían perdonarse si los beneficiaros evitan las reducciones de personal y salarial. Pero eso constituye menos de un tercio del monto que expertos estiman podría llegar a necesitarse para brindar apoyo global a las pequeñas empresas.

Y la ley no exige que las grandes empresas que solicitan el rescate realicen esfuerzos similares.

En cambio, el gobierno accede a brindar a aquellos empleados que perdieron su trabajo una bonificación extra de $ 600 semanales.

Todos estaríamos mejor si, en cambio, el gobierno ayudara a los trabajadores a mantener su trabajo.

Para ver el artículo original, hacé click en este link (to check the original article, click here): https://www.nytimes.com/2020/03/26/opinion/covid-economy-unemployment-europe.html

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M. Soledad Berdazaiz

Eng<>Spa translator, writer, book lover. Patagonia born. You are invited to read me.