A Day in the Life (of a Translator)
La intraducibilidad de las lenguas
Para entender por qué existe cierto grado de intraducibilidad entre las lenguas, es necesario primero entender qué es la lengua. Una primera definición de lenguaje, algo llana y superficial, la podría concebir como el conjunto de signos y sonidos que hacen a la comunicación humana. Pero si vamos un poco más allá, podremos entender que el lenguaje es un concepto mucho más complejo, ya que está íntimamente ligado a la identidad social del ser humano.
El pueblo ona, por ejemplo, un pueblo indígena que habitaba al sur de la Patagonia, se refería a la tristeza con la misma palabra que describía “el período difícil en que el cangrejo pierde su viejo caparazón y está esperando a que el nuevo le crezca”. El peor insulto era Walapatuj que significa hombre que ha matado a otro hombre, y esa palabra no se aplicaba a muertos en pelea. A un hombre que había perdido un dedo lo llamaban Wash terrh khomm (el zorro de la montaña que ha perdido una garra). Una hermosa poesía, ¿no?
Esto nos permite ver que una lengua no es solo una forma de comunicación humana, sino que es una representación lingüística del mundo, una forma de concebir la realidad, y la realidad, cabe aclarar, nunca es única ni objetiva. El lenguaje es el instrumento que nos permite comunicar nuestros pensamientos y sentimientos, y hacer palpable el entorno. Mediante el lenguaje, expresamos nuestra identidad cultural: los valores, las comidas, las celebraciones, las creencias, etc. convergen…